Mi pequeño contacto con el arte: pintores, escritores, poetas, escultores, músicos...; famosos, anónimos...; y lo que me aflore, cuando me aflore y como me aflore.

viernes, 25 de marzo de 2011

Cartas de amor de una monja portuguesa.


Beja (Portugal)

Sor Mariana Alcoforado escribió cinco cartas de amor, entre 1667 y 1668, en el convento de Beja, en Alentejo, dirigidas a Noel Bouton de Chamilly, oficial del ejército francés, al que un día, según se cuenta, ve pasar desde la terraza del convento.  A ella le llama la atención muy favorablemente y él también repara en ella.

En ese momento Mariana comienza a vivir una incontenible pasión, la emoción de un amor vivido a escondidas, el gozo, la transgresión de las normas sociales… pero poco más tarde también llega el dolor y el abandono de su amante.  Después de disfrutar de la monja en su celda, el militar regresa a  Francia.

Estas cartas fueron publicadas originalmente de manera anónima en Francia por Claude Barbin, adaptadas al francés por el conde de Guilleragues y editadas con su nombre y borrando del mapa a Sor Mariana.  Después, en los tiempos de Rousseau, a pesar de que se había descartado que “una simple mujer”, pudiese no solo sentir pasión, si no expresarla por escrito de esa manera, las investigaciones siguieron y la búsqueda llevo a la confirmación de la existencia de Sor Mariana Alcofarado.  Que ese amor fuese real o inventado, es un tema que aún en la actualidad trae controversias y diferentes opiniones.

Mariana de Alcoforado fue una mujer de muy buena posición social que vivió en Portugal en el siglo XVII.
De origen adinerado, su madre venía de una familia de ricos comerciantes que negociaban con los productos de Oriente, mientras que su padre estaba al cargo de la Casa de la Moneda y muy comprometido políticamente defendiendo la independencia de Portugal.
Convento de la Concençao
Se trataba de una familia larga y desde niña Mariana tuvo muy claro que ella quería casarse con Rui de Melo Lôbo. Sin embargo éste era el hombre designado para su hermana mayor, quien no lo amaba, casándose únicamente con él para obedecer a su padre; éste preocupado por su numerosa prole y por la posibilidad de que sus hijas y futuros yernos dividieran su herencia, hizo entrar a Mariana en el Convento de la Concençao a la edad de 11 años.

Mariana es uno de los muchísimos ejemplos que existen en la historia de las mujeres,  de cómo la entrada de una joven en un convento no estaba ligada a la decisión personal del sujeto ni a la fe, sino que era la consecuencia de una obligación impuesta por la construcción social de género.

Existen varias versiones contemporáneas de Las Cartas de Amor que escribió la monja portuguesa que en el Siglo XVII escandalizó a Europa con su amor prohibido, siendo las más destacadas:

  •  Mariana (1998) de la escritora luso-americana Katherine Vaz.  Género literario: Novela.
  • Cartas de amor de la monja portuguesa Mariana de Alcoforado (2000), edición de Carmen Martín Gaite.  Género literario: Ensayos, artículos y estudios históricos. 

  • Nuevas Cartas Portuguesas (1974) de Las Tres Marías, correspondiente a las críticas feministas portuguesas, María Velho da Costa, María Isabel Barreno y María Teresa Horta. En él se juega con los géneros literarios, principalmente epistolar, poesía y cuento breve.






Algunos fragmentos:

¡Oh! ¡Pobre de mí! ¡Soy digna de lástima por no poder compartir mis penas contigo y verme sola, completamente sola, ante tanta desventura!. Este pensamiento me mata y muero de terror de pensar que jamás hayas gozado lo suficiente de nuestros placeres. Ahora sí conozco la falsedad de tus sentimientos. Me engañaste cada vez que me dijiste que tu mayor placer era estar a solas conmigo. Debo sólo a mis impertinencias tus desvelos y arrebatos. A sangre fría te hiciste el propósito de iniciar este incendio en que me abrasaste toda. No consideraste mi pasión, sino como una victoria, sin que jamás tu corazón hubiera sido conmovido entrañablemente. ¿Serás tan infame y tan indelicado, como para nunca haber sabido gozar de mis éxtasis? ¿Y cómo es posible, si no fuese así, que con tanto amor no hubiera podido hacerte completamente feliz? Lloro, sólo por el amor que te tengo, las delicias infinitas que has perdido. ¿Por qué fatalidad no quisiste disfrutarlas? ¡Ah! Sí las conocieses, hallarías, sin duda, que son más deliciosas que la satisfacción de haberme engañado, y te habrías dado cuenta de que somos más felices y más tiernos amando ardientemente...que siendo amados".  (Párrafo de su 3ª carta).

“Aún las religiosas más severas se compadecen del estado en que estoy, incluso me tratan con cierta consideración y miramientos. Todos se sienten conmovidos por mi amor. Sólo tú permaneces en tan profunda indiferencia, sin escribirme más que cartas frías; llenas de reiteraciones, la mitad del papel sin utilizar, se me hace groseramente evidente que te mueres de ganas de terminarlas rápidamente”.  (Párrafo de su 4ª carta).

1 comentario:

  1. Las palabras que utiliza está mujer, me dan la impresión de ser una mujer bastante sincera, que se entregó a un hombre que creyó de sinceros sentimientos, dándose cuenta de que carecía de dichos sentimientos, al menos para con ella. El dolor de esta mujer era tan grande que necesitaba objetivarlo de alguna manera, haciéndolo a través de estas cartas. Esta mujer amó es lo importante. Algunos ni siquiera se aventuran a dar amor, sin arriesgarse a ser o no correspondidos. El amor de esta mujer se caracteriza por ser valiente y sincero.

    ResponderEliminar

Gracias por tu participación.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Gracias Lina, como tú dijiste, he tenido una "EPIFANÍA", y tú has sido mi manera de llegar a ella.

Y llegó el primer día de clase, y allí estaba ella, Lina Vila, mi profesora. Y allí estaba también Frida Kahlo, en sus explicaciones, en sus diapositivas, en el aire, en mi sangre y en mi corazón. Me sentí envuelta hasta la médula con aquella pintora extraordinaria, con su dolor, con su amor, con su fuerza, con su garra, con su obra. La voz de Lina era como el susurro de una dulce melodía, yo solo podía dejarme llevar.