Mi pequeño contacto con el arte: pintores, escritores, poetas, escultores, músicos...; famosos, anónimos...; y lo que me aflore, cuando me aflore y como me aflore.

martes, 12 de enero de 2010

Artemisia Gentileschi, olvidada primero tras su muerte y marginada, después, por los historiadores de arte contemporáneo.


Roma 1593 - Nápoles ?.

Está mujer fue una extraordinaria pintora del Barroco a mediados del Siglo XVII, alcanzó el éxito y la fama en su época, así como indepencencia económica, pero inexplicablemente, pocos años después de su muerte cayó en un profundo olvido. Debido a que su obra ha estado ignorada y mal guardada hasta hace algunos años, se encuentra desperdigada e incluso se piensa que parte de ella destruida.

Los dramáticos sucesos acontecidos en su vida influirán mucho en su pintura, llena de fortaleza y de rebeldía contra la tiranía del hombre.

Su padre, el pintor Orazio Gentileschi, la introdujo en el mundo de la pintura desde pequeña al igual que a sus tres hermanos. Esto le permitió conocer el Caravaggio, de quién adoptó el estilo claroscuro. Fue muy precoz y mostraba ya por entonces muchos dotes y gran talento, destacando por encima de sus hermanos.

A los 11 años de edad su madre fallece y ella tiene que hacerse cargo de sus hermanos. Con 19 años, es violada por el ayudante del taller de pintura de su padre. Ella lo denuncia, y además de sufrir la humillación por la violación sufrida, tiene que soportar una cruel tortura por parte de quienes tenían que juzgar la culpabilidad de su violador, ya que según la ley de la época, para saber si la mujer que acusaba de ese delito mentía o decía la verdad, había que someterla al uso de un aparato que apretaba progresivamente cuerdas en torno a los dedos ejerciendo cada vez mayor presión. Esto era en aquellos tiempos como la máquina de la verdad, si seguía confirmando que era cierta la acusación a pesar del dolor, entonces la historia era cierta. En el juicio contó con el apoyo de la hermana de su violador. Tassi fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios.

Dos años más tarde consigue dejar Roma, junto con su marido Pierantonio Stiattesi, matrimonio este amañado por su padre para limpiarle la honorabilidad, por lo tanto, un marido al que no ama. Se instalan en Florencia y allí fue la primera mujer en entrar en la Academia Vasari de Dibujo. Empieza a tener un gran éxito, convirtiéndose en la pintora de la corte y trabando amistad con Galileo Galilei y con Buonarroti, sobrino del gran Miguel Angel. Su marido, también es artista pero modesto, no puede soportar los celos por su éxito y la abandona en 1621. El matrimonio llega a tener cinco hijos, todos varones a excepción de una, Prudenzia, la única que alcanzará la edad adulta.

Regresa a Roma con su hija. Allí tuvo otra más, probablemente nacida en 1627. Con el dinero de sus cuadros se dedica a darles una buena educación a sus hijas. Después de la muerte de su madre no se ha sabido nada de ellas.

En 1630 se trasladan a Nápoles, donde va a llegar a ser muy reconocida, convirtiéndose esta en su segunda patria.

En 1638, su padre, que por entonces trabajaba en Londrés y que va apurado de trabajo, muy a su pesar la llama para que le ayude. Ella acude a su llamada y esta allí durante dos años. En 1639 su padre fallece. Después regresa a Nápoles donde crea su propio taller. Se cree que fue allí donde se estableció para el resto de su vida.

Se pensó que Artemisia había muerto en 1653, pero recientemente se han encontrado evidencias de que aún aceptaba encargos en 1654. Por lo tanto, puede especularse con su muerte en la devastadora plaga que asoló Nápoles en 1656 y virtualmente barrió a toda una generación de artistas napolitanos.
Artemisia descansaba en una tumba situada en la iglesia de San Juan de los Florentinos de Nápoles, que fue destruida tras la Segunda Guerra Mundial. En su lápida estaba escrito un simple HEIC ARTEMISIA (Aquí yace Artemisia).
Después de su muerte fue prácticamente olvidada. Con la muerte de su madre, se pierde el rastro de Prudenzia y de su otra hija.
Aquí os dejo algunas de sus obras más destacadas:
  • Autorretrato como alegoría de la pintura (1638-1639)



















  • Cleopatra (1630) 
















  • Judith decapitando a Holofernes (1620).




















  • Susana y los Viejos (1610), que abre esta entrada y la cual pintó con tan solo 17 años.






  • Virgén con Niño (1609).
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lunes, 4 de enero de 2010

Bonito regalo de Reyes.


Para los poquitos que hayais entrado en este mi blog, ya no sera ningún secreto la adoración que siento por Frida Kahlo. Es por ello que en vísperas de Reyes me atrevo a recomendaros tres de mis libros preferidos, para los apasionados, como yo, por Frida, o para los que aún no la conozcan demasiado y quieran saber como vivió, sintió y amó esta consagrada pintora mejicana.

  • Por la novelista Rauda Jamis, de la Editorial Circe: Frida Kahlo.
  • Introducción de Carlos Fuentes, ensayo y comentarios de Sarah M. Lowe, La Vaca Independiente: El Diario de Frida Kahlo. Un íntimo autorretrato. Publicado en su totalidad, es un fiel reflejo de sus últimos diez años de vida, desde 1944 a 1954, en él recoge sus pensamientos, poemas, sueños, esbozos, acuarelas.... Un libro para admirar.
  • Frida Khalo, de la Editorial Lumen: Ahí les dejo mi retrato. La voz de Frida sin más y en primera persona. Cartas a amigos y familiares, a su Diego ("porqué le llamo mi Diego? Nunca fué ni será mío. Es de él mismo."), poemas, artículos y dedicatorias se reunen en este libro componiendo su autobiografía, la misma que Frida fue dibujando con la intensidad que tanto amamos en sus cuadros.

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Gracias Lina, como tú dijiste, he tenido una "EPIFANÍA", y tú has sido mi manera de llegar a ella.

Y llegó el primer día de clase, y allí estaba ella, Lina Vila, mi profesora. Y allí estaba también Frida Kahlo, en sus explicaciones, en sus diapositivas, en el aire, en mi sangre y en mi corazón. Me sentí envuelta hasta la médula con aquella pintora extraordinaria, con su dolor, con su amor, con su fuerza, con su garra, con su obra. La voz de Lina era como el susurro de una dulce melodía, yo solo podía dejarme llevar.